martes, 31 de enero de 2012

CÓMO PERDER UN EQUIPO DE FÚTBOL EN DIEZ SEMANAS




Recuerdo aquella noche, hacía un par de horas que habíamos terminado de chamusquear, Tavo y yo nos hartábamos algo de la tienda y hablábamos sobre cada X-Men y su órgano genital mutante, ya saben, especulando sobre lo que ocurría en esa región cada vez que Iceman se convertía en hielo, Colossus en acero o Cyclops en lameculos. Como podrán percibir, si hicieran una película sobre nuestro barrio se llamaría "No Suburb for Old (or young) Women"... las mujeres parecían no nacer allí.

Existen momentos pivotales de madurez en la vida de un hombre, segundos cruciales en que uno se da cuenta de que ya es demasiado grande para seguir pensando en los superhéroes y la manera en que utilizan sus penes. Para ambos, aquel fue uno de esos momentos. Cuando llegamos al Profesor Xavier, nos miramos de reojo, no estábamos imaginando
más si Wolverine tendría adamantium en la mosorola, o si Magneto se sentiría impotente con un objeto de plástico rodeando su miembro, en cambio, estábamos hablando sobre lo deprimente y frustrante que debía ser para un parapléjico la sensación de perder la potencia sexual y la virilidad.

Y fue así como la cruda realidad nos convirtió en hombres, sin pedirnos permiso.



Gracias Charles... !hey! al menos tenés un gato.


Uno de los aspectos naturales de convertirse en un hombre es dejar de jugar por jugar, y comenzar a competir. Probablemente sea una especie de ritual de pasaje, lo de pasar de chamusquear a jugar en una liga amateur, la idea de que los partidos ya no se terminan cuando ya no se mira ni mierda o cuando tres de un equipo tienen que ir a cenar, la idea de tener una figura de autoridad y de que hay algo realmente en juego, aunque sea un trofeo culero hecho de latas de Pepsi. Así que aquella noche nos decidimos a armar un equipo para inscribirnos en la liga de la colonia.

Lo que ocurría cada domingo en ese campo de tierra, de siete de la mañana a cuatro de la tarde, era absurdamente tosco, inculto y de cerotes. Desde bien g
üiro pude presenciar el desfile de horrores humanos comprimidos en aquel espacio polvoriento, ví de cerca entradas que harían que Pepe se viera como Gary Lineker (15 años sin recibir tarjetas), insultos como los que los guerreros de Calakmul utilizaban para lastimar cuando perdían sus hachas... y funcionaban, incluso, una mañana soleada, tras una falta ví a un cerote perseguir a otro y lanzarle una rata muerta en la espalda. La liga del campo era el infierno.


"!!MUEEEEEREE....!!"


Y nosotros necesitábamos penetrar en ese infierno, algo en nuestros interiores clamaba por ponernos frente a frente ante enemigos más poderosos que los bullies del colegio, o los jefes de pantalla de Castlevania. Lo que siguió fue elegir el nombre, "Arsenal", y diseñar el uniforme, "como el del Arsenal solo que celeste". Así que las posteriores tardes las dedicamos a reclutar a nuestros guerreros en la expedición al averno, comenzamos con los habituales compañeros de chamusca, Melón, Cholo -sereno, estoico, y que parecía mayor pero nunca supimos su edad- Nando, Ribaí -que chamusqueaba con pantalón de vestir- "Patas", Divaldo (sí, con "d") y otros cuates... también le preguntamos a Davis.

Davis, pienso yo, merece una breve pausa en nuestra narración ¿por qué? Pues porque es el hijo de puta más habilidoso con el que he chamusqueado. Davis solía dominar pelotazos feísimos, levantar la cabeza, quitarse a uno o dos rivales que le estorbaran y hacer que el balón cruzara el campo como un maldito ninja cruzando entre líneas enemigas hacia su destino. Si la metías, Davis te sonreía y te prometía que iban a haber más de donde ese había salido, si el gol te lo devorabas, Davis te sonreía y te preguntaba "¿qué más querés papa, querés pollo, querés papás?"... Davis era bromista. Varios años antes, Davis había hecho las inferiores con los cremas, pero una entrada a destiempo del "Machete" Contreras fulminó su prometedora carrera, a Davis le debió haber dolido en el alma.



¿Les has contado a esos niños sobre Davis, "Machete"? Decime si lo has hecho.


Nunca supe de dónde llegaba Davis, aparecía en un Jeep, chamusqueaba, se tomaba un agua, y se iba con su chumpa de la albiceleste y un cigarro en la boca. Davis era ese cerote obiwanesco, retirado hace muchos años y que se ofrecía a guíar a un grupo de underdogs, a cambio de volver a sentir la adrenalina de la batalla recorrer sus huesos. Davis era deahuevo.

Sin embargo, a pesar de nuestro entusiasmo y lo deahuevo que Davis era, todavía debíamos enfrentarnos a un terrible obstáculo: la liga demandaba un depósito monetario y los que estábamos éramos pobres hasta la mierda. Así que, en un episodio que recuerda a la democracia guatemalteca, decidimos buscar a alguien que pusiera billete, sin importar su capacidad.


O como le llamamos acá: hacer política.


Decidimos contactar a mi vecino que de vez en cuando salía a echar la cáscara con nosotros los sábados temprano, no lo conocíamos demasiado, era un jugador bastante modesto, un tipo educado, tenía carro y manejaba la carnicería de su papá !Si tan solo hubiéramos podido ver que también era un carnicero de sueños! le entregamos los nuestros... y con ellos hizo entraña, lomito, puyaso y manita de rochoy.

Talvez Davis sí pudo verlo, por eso abandonó el barco llamado Arsenal mucho antes de que la mierda empezara a colarse.

Fue un proceso sistemático, comenzó por ofrecerse a ir a las reuniones de la liga, las finanzas nos fueron matando, pues la mayoría de cuates chamusqueros no juntaban el pisto, El Carnicero de Sueños (como será llamado de aquí en adelante) nos fue sugiriendo cuates suyos, universitarios, adultos y con chances, para sustituir a nuestra mara. Primero fueron un par, luego tres, luego nos sugirió sacar a Nando para meter a un compañero suyo de la U "bien cabrón".

Una de esas noches en que El Carnicero de Sueños, Tavo y yo nos reuníamos frente a mi casa, para platicar del equipo, nos dijo que tenía que advertirnos algo acerca de ese su amigo... nos confesó que le faltaba un brazo.



"Ah y también, no le gusta que le pongan demasiada atención a su brazo artificial.
Pierde el control cuando eso pasa."



Ahora, podríamos haber hecho dos tipos de mierda, la primera, actuar como Leonidas con Ephialtes en 300, es decir, como unos verdaderos cerotes, y decir que un hombre con un solo brazo iba a cagarse en nuestra falange, pero, un solo brazo representa una dificultad para la práctica de un fútbol de altura, tanto como estar gordo... y los dos estábamos gordos. Así que no le dimos importancia al asunto.

Por fin, se llegó el día del primer partido amistoso a disputar oficialmente como Arsenal, al menos así creímos, pues antes de que nos pusiéramos por primera vez los uniformes (que El Carnicero de Sueños se ofreció a comprar), se nos informó que ya estábamos oficialmente inscritos, pero que íbamos a llamarnos "Universidad Católica". Puta. Estoy consciente de que Arsenal no era precisamente un nombre original, pero Universidad Católica es una mierda de nombre, no éramos ni una universidad ni unos católicos, así que, en cuanto a mí, el nombre habría tenido el mismo nivel de coherencia si Colossus lo hubiera escrito dejando caer su pija de acero sobre el teclado.




¿No deberían estar usando limpiadores de superficies que venden en Cemaco?


Con mi gesto de confusión todavía en el rostro, presencié como El Carnicero de Sueños desempacó los uniformes, y no eran más "como el del Arsenal pero celestes", ahora eran "como el de Argentina pero igual al de Argentina". Con mi gesto de desilusión sustituyendo a mi gesto de confusión estiré mi brazo en busca de mi camisola con el número 11 (el de Overmars en el Arsenal), y no lo encontré... cuando alcé la mirada El Carnicero de Sueños ya lo llevaba puesto.

Con mi gesto de emputación sustituyendo a mi gesto de desilusión, salté al terreno de juego.

Entonces me dí cuenta de que los amigos del Carnicero de Sueños no sabían jugar futbol, especialmente el que tenía un solo brazo, y no digo que fuera malo por tener un solo brazo, no, el cerote podría haber tenido más brazos que un dios hindú e igual habría apestado.



Wikus van de Merwe sería mejor en basket que él en el fut.


Para cuando disputamos la primera fecha de la liga, la sensación de unidad distaba mucho de lo que habíamos imaginado, en la alineación inicial solo habíamos tres o cuatro jugadores originales y Tavo se quedó en la banca. Salí como extremo derecho en un ataque de tres, con un mediocampo que jamás me la pasaba y un Carnicero de Sueños, a huevos, portando el gafete de capitán. Me hice mierda intentando robarle la pelota a un montón de dones bigotudos, mañosos y talishtes como si fueran once lucios u once skrtels pero con aliento a guaro. Cuando !por fin! podía ganar una pelota intentaba salir por afuera, pero entre el delantero centro y yo había menos posibilidad de entendimiento que entre Ayn Rand y Karl Marx, entonces no supo leer ninguno de mis putos pases.

Un par de semanas después mi familia se mudó y no volví al barrio en un buen tiempo, Tavo decidió no jugar más en la Universidad Católica, vendió su tele y con otros cuates inscribió a un equipo, al cual llamó Universidad Satanista, y con el que campeonó ese mismo año.

Lo anterior son pajas... !pero habría sido genial!.




"Leemos a La Vey y el Necronomicon para inspirarnos".


A Tavo y a mí el sueño se nos había colado por entre los dedos... como a Iceman se le colaría el pene si se durmiera
bajo el sol masturbándose.

Por: Danymandias.