jueves, 10 de mayo de 2012

Pero, ¿cuándo golpear el balón…?



"Pues YO sé cuándo golpear el fuckin balón."

Pensando en la vida desde alguno de sus elementos constitutivos, uno muy efímero como el futbol, caí en cuenta que tengo un dilema de esos tan jodidos que cuando uno es güiro no te dejaban jugar tranquilo (como cuando tenía que entregar la nota de castigo que implicaba ir al colegio, Suizo Americano, los sábados. Esperaba hasta bajarme del carro en la entrada del colegio para dar la noticia). No sé a cuántas personas les pase lo mismo, espero no ser el único, no porque no me gusta ser “original” (en el sentido de algo propio y no de algo nuevo, como dice Erich Fromm), sino porque no quiero ser el único angustiado por ello. Voy a tratar de exponer a lo que me refiero, con posibilidad que no tenga el más mínimo sentido lo que diga, por un lado por las propias dificultades de la comunicación humana (en especial la escrita), y por otro porque si soy el único es como que a los guatemaltecos urbanos nos hablen de validez de la diversidad étnica en nuestro país (basta con leer los comentarios de los lectores a alguna columna en la red sobre el tema para verlo).




O los comentarios a este legendario video. En una nota aparte: Javier Sinay sería un FANTÁSTICO cantautor de hip-hop.


Soy una persona que en ciertas ocasiones teme hacer uso de cualquier atributo en el momento equivocado. De esta primera frase se desprende lo subjetivo del asunto, que a ver si al final tiene algo de intersubjetivo (subjetividad socialmente compartida), al calificar de equivocado, o su contrapartida de acertado (algo propio de nuestro sistema de pensamiento binario), algo (un momento en este caso). Aclaro que por equivocado entiendo a destiempo, y por atributo cualquier cosa (material o inmaterial) con la que se cuente para alcanzar algo. Tal vez un pequeño ejemplo bastante burdo aclara un poco. Cualquiera de nosotros tiene tres chicles una mañana y se mastica el primero antes de salir de casa, el segundo al llegar al trabajo, y el tercero después de almuerzo, parecería que hasta aquí todo bien. Pero resulta que salió a las siete de la noche, de haber tenido diversas reuniones, con el aliento pesado (por decirlo suave), y además es de los que no gusta tomar agua sino mierdas azucaradas, y la compañera de trabajo que le gusta se le acerca para conversar…Ah, puta en ese momento, después de palpar las bolsas del pantalón y comprobar que los chicles de la mañana están escupidos en los mingitorios (porque además es un mierda que piensa que limpiar baños es un premio justo para los que “no se esfuerzan” y no pasa nada con tener que sacarlos de entre los meados de otros), dice “hubiera guardado un puto chicle para esta eventualidad”. Por supuesto que la colega al percibir lo grotesco de su aliento (mezcla de azucares y bacterias) se limita a preguntar por la planificación del día siguiente, eso sí, de lejos. ¿Mala suerte no haber guardado un chicle para la noche, o se hartó a destiempo más de alguno de los tres chicles del día? 



"Te diría que comás mierda, pero me doy cuenta de que eso es precisamente lo que hiciste."



O sea, la idea es preguntarse, ¿cuándo es el momento “adecuado” (si lo hay) de usar o de hacer algo?
Casi cualquier elemento de la vida nos permite reflexionar sobre estos dilemas, para clarificar más la idea les comparto una anécdota futbolera que me pasó, y no me contaron, que nos puede arrojar luz sobre si este es verdaderamente un dilema o solo una fobia que reside en mi caótica mente.
Allá por el año 2001, justo un año antes de aquel mundial poco apasionado de Corea y Japón 2002, cuando corrían tiempos de sueños de grandeza entre mis amigos y yo (me refiero por supuesto a jugar futbol en algún equipo de Europa, tocar algún instrumento en alguna banda famosa de metal pesado o fundar un negocio que diera mucho pisto para no tener que trabajar) solíamos ir a chamusquear a una universidad privada de Vista Hermosa (comparte espacio con un colegio caquero y carísimo de guate).


Solo soñábamos con ser como las estrellas de rock, que nunca envejecen.


Un cuate, Leo “mala tasa” Faillace estudiaba en dicha universidad, y gustaba invitarnos a jugar con algunos de sus cuates de allí, ya que contaban con instalaciones de ahuevo (césped natural y bastante plano, en vez de tierra o cemento, porterías con red y travesaños, en vez de mochilas o piedras). Recuerdo que uno de los cuates de Leo, Jeffrey, de acuerdo con Danimanyas era un pésimo jugador de chamuscas porque jugaba por banda y siempre colgaba centros al área sin ningún delantero centro medianamente dominante en el juego aéreo (siquiera algo parecido a Carsten Jancker que metía una de diez chances, cuando, siguiendo con Dani (que yo prefiero llamar Trent), las chamuscas más que para ejecutar la técnica son para ganarse (sino recuerden el clásico “último gol gana”).

Bueno, era un jueves o viernes por la tarde de junio, julio o agosto, no importa tanto la exactitud de la fecha como lo que les voy a contar, que repito no me lo dijeron sino lo viví, el cielo opaco, preludio de lluvia nocturna, el viento se hacía notar ocasionalmente, reinaba la quietud propia de un lugar restringido a los miembros del “club” (nosotros entrábamos por tener amigos que estudiaban allí, de lo contrario nellll, a veces llegaban a preguntar que si se había reservado la cancha, que si éramos estudiantes, que si estábamos al día en los pagos, en fin, que si habíamos viajado a Disneilandia, ah mierdas elitistas). De un bando, la mara local, en su mayoría hijos de papi y mami que no habían querido ir a la gloriosa tricentenaria USAC por temor a la universalidad de clase, del otro bando, también en su mayoría hijos de papi y mami (por lo menos mi caso) pero que reivindicábamos nuestro derecho a romper la pertenencia exclusiva a la clase media y qué mejor que en la tricentenaria.



Fotografía de la USAC, alineada a la izquierda.             


En mi equipo, estaban Trent (mal llamado Danymandias, ojo con él), Luis Adolfo López Lazo alias el Pelex (Félix decía Leo), Diego Rivera, Costeñito Larrañaga entre otros, después de llevar jugando un buen par de minutos sucedió lo que interesa hablar hoy. Tras recuperar un balón por la banda izquierda de nuestro campo, inició la circulación del mismo para crear una opción de gol (nada muy elaborado como el aburridísimo juego del Barcelona), en esas se encontraba nuestro equipo cuando el útil llega a los pies de Trent, quien controla, conduce un par de metros con la cabeza levantada, y faz…impacta la pelota imprimiéndole una rosca de crack, más velocidad y dirección de gol, pero como la vida es tan caprichosa, las redes inmóviles y el vértice superior izquierdo de la portería (desde la perspectiva del portero, desde la de Trent sería el vértice derecho) temblando como la gelatina del anuncio de imperial.

                          
                               Como aquel poste de Rensenbrink en la Final del 78.


El esférico tras rotar de forma mágica, hermosa y perfecta sobre su eje, a una velocidad que impedía cualquier reacción del portero (que en este caso hubiera sido efímera pues Jorge “la Yegua” Rosales fingía atajar como una sexoservidora o actriz porno finge un orgasmo, pero ello no resta valor al disparo de Trent, aclaro) impactó la unión, que forma un ángulo de 90 grados, del poste y el travesaño. Les digo que el tiempo por menos de un segundo se detuvo, la imagen tan nítida en mi mente después de tantos años así lo atestigua, el gesto de Trent sonriente como diciendo “mierda, no entró, pero tal vez es más de ahuevo porque le da un drama extra, al ser algo bello pero no ser lo que se esperaba que fuera (un golazo)”. Extasiado de la belleza de la vida, por caprichosa, y del futbol por regalar obras de arte (tal vez en gran medida por ser lo que no se esperaba que fuera) como la que mi hermano Trent nos acababa de obsequiar, en la próxima gran jugada del partido pasó algo rarísimo.

Que un tiro lejano, con trayectoria perfecta (si la perfección existe, esta pelota trasladándose a la portería girando sobre sí lo era) impactara en el vértice de la portería ya era poco común, cómo se quedarían ustedes si en la siguiente jugada de peligro pasa exactamente lo mismo. Puta, mínimo fruncieron el ceño, si no otra cosa, pues imagínense lo que nos pasó a los que estábamos presentes. Mi brother vuelve a coger un balón y a imprimirle su fuerza y técnica con el mismo resultado, un fucking déjà vú, no, Trent había vuelto a estremecer la portería con un zapatazo armónico, que dejó a la Yegua más perplejo aún, que nos regaló magia sin haber salido del sueño del primero de sus trucos. A veces todavía me pregunto si en realidad fueron dos, pues el segundo a decir verdad fue un calco del primero, y sí futboleros, fueron dos.

Dicen que no se puede volver a jugar en ese campo, que la vegetación no para de crecer, que si se chapea a la mañana siguiente está de nuevo alta. Es asombroso, repentinos árboles crecieron estrepitosamente. Es la manera que la naturaleza tiene de decir "esto está clausurado, esa tarde ví todo lo que tenía que ver".


Me cuesta volver al tema tratado aquí, la experiencia me tocó mucho, la revivo y me emociono. Pero a lo que iba. Resulta que mi querido Trent, para tristeza del mundo, jamás volvió a expresarse dentro del terreno de juego con tanta belleza, a pesar de jugar en un campeonato (que es una chamusca más formal: árbitros, uniformes, tablas de posición, etc.) no le ha pegado así a la pelota otra vez. Se rumorea que parte de su tótem futbolero murió ese día, a saber, pero él no fue el mismo desde entonces. Incluso se rumorea que hoy duerme de día y trabaja todas las noches y madrugadas, se dice que su insomnio le vino como resultado de la alteración que ocasionó en el Universo al haber hecho algo bello que tenía que ser pero no fue (tal vez la respuesta sea más simple: utilizó a destiempo sus dos pegadas mágicas de balón).

Trent tiene repentinos ataques de ira, en los que dice mierdas como "Fuckin Postes... los Postes son responsables por todas las guerras en el mundo".


¿Será que la vida, Dios, su tótem futbolero, o como se le quiera llamar, únicamente le dio dos tiros de esa índole a Trent? Que él malgastó al no haberlos utilizado en un partido de campeonato que hubieran permitido al Aenima (nuestro equipo en el CEJUSA) ganar puntos. Ustedes podrán reparar sobre el hecho que ambos disparos no terminaron en gol, pero tal vez fue así porque se usaron a destiempo. Si los hubiera usado en el lugar y momento exacto como en el campeonato del CEJUSA, donde las canchas son más grandes, al igual que las porterías, y tratándose de un partido importante, esto hay que remarcarlo, Trent, hubiera podido ser el héroe de dos jornadas, y por qué no, hasta de un campeonato. Pero la vida tiene sus cosas, y en su lugar, la proeza futbolera de Trent reside permanentemente en mis recuerdos de juventud, mismos que eran atormentados por hormonas, sueños de grandeza y atisbos de conciencia de que la vida viene con responsabilidades, y que durante esos años las chamuscas eran la posibilidad de detener el tiempo un tiempo…un compás se diría en música. 

                             
Nuestro sueño último era armar una fiesta, que por una vez en la puta vida, tuviera algún invitado cuyo nombre terminara en "a", y no fuera "La Cerveza". O sea que llegaran chavas pues.  


Pero, ¿cómo iba a saber Trent que solo contaba en su haber con dos golpeos de balón magistrales en su larga vida como jugador amateur? Tal vez su mal timing para seleccionar el momento “adecuado” lo separó de la posteridad en la que viven magos como el gran ZIZOU (mejor jugador de todos los tiempos), pues como recordaremos este último, en el momento preciso, prendió una volea divina en una final de Champions, que, además de obra maestra dio, la novena copa de Europa al Madrid.


Estamos hablando de !Esa Volea malditos!

En fin, ¿será que hay un momento adecuado para hacer algo en la vida, para patear una pelota y celebrar un gol? ¿O es solo una manía que vive en mi cabeza, y de cuando en cuando me atormenta?  

Por: Neglidín (captions por Danymandias).

jueves, 29 de marzo de 2012

SOY LA BARRIDA HEROICA DE ANTONINI



Entonces...¿Somos mejores que el Barca? Pues no... o al menos todavía no... Pero, ¿Necesitamos serlo? Pues es relativo. Puta pero ¿Hay que ganarles?... es que eso es lo jugoso, que podemos no ganarles y aún así ganarles, echarlos fuera, sobreponernos al campeón, mantenernos de pie como pedestal de mármol incrustado en la arena en medio del mar, frente a esa ola descomunal arrasadora que algunos ya llaman "el equipo más perfecto de la historia", y voltearnos para verlos irse como meras anécdotas del futbol, como el Brasil del 82 o la Holanda del 90, y segundos después nos desinflamamos los hematomas, nos sacudimos la arena y esperamos por la siguiente ola. Estoy emocionado ¿Puedo llorar?... Dale mano, dale... No me sale, !Puta! ¿Y si en lugar de un pedestal de mármol somos el monolito de 2001: A space odyssey, con todo y ese chirrido perturbador cuando se aparece, y que los cielos estén naranjas pero chisgorroteados con púrpuras?... Ahora yo estoy llorando... Y yo he empezado a creer, estoy ilusionado, soy los ojos de Maldini el día de su debut !Que se venga ya el Barca maldición!





Y entonces se vino el Barca, y a mí lo que me invadía en esos segundos previos era la incertidumbre, la incertidumbre sobre qué Milan iba a pararse en San Siro, si ese que va despenicando rivales finde a finde en la Serie A con un Ibra tres o cuatro eslabones por encima del resto de futbolistas, o si en cambio sobre el, en esa noche, terrible engramillado iba a presentarse ese Milan que en lo que va de la temporada no ha podido ganarle a ningún equipo grande. Si íbamos a ver al Milan de la ida frente al Arsenal o al de la vuelta frente al Arsenal. Y entonces me vino una revelación luego de esos primeros diez minutos, que ambos milanes son el mismo, que no solo es el mismo Milan el que moronguea a Palermo, Cagliari o Novara que el que ni a putas puede ganarle a Napoli, Juventus y ni siquiera al esqueleto andante que hoy es el Inter, sino que probablemente son los mismos factores que hacen que gane con unos y pierda o empate con los otros... para usar términos de Cruyff, "cada desventaja tiene su ventaja". Estoy confundido aunque creo conocer a "mi Milan", del partido sé casi nada, tan solo puedo asegurar que la pelota va a ser del Barca, después estoy confundido entre espacios liminales... soy la trayectoria ambigua de Emanuelson en el Milan.




Pero tengo visión, mi cerebro está saturado de una hirviente, burbujeante y bien espesa visión, "mosh sensorial" o "Sensomosh" como yo le llamo, a veces. Mi Sensomosh es tan denso que realmente tengo fuckin contacto con mierdas que todavía no existen, no "veo gente muerta" sino "veo gente viva", o "gente que no ha nacido" más bien, no sé sus nombres, ni si son mujer u hombre, solo los percibo cada vez que miro a una mujer con un vientre hinchado como pelota. A veces me gusta llevar paz con mi revelación, hablándoles pausado y suavecito mientras el terror de la incertidumbre hace que se vuelvan locas sufriendo espasmos, contracciones y sudando espantosamente. Entonces me les acerco, y acariciándoles la frente, me gusta decirles "shhhh shhhh shhhh, relájate, yo lo he entendido... hay una persona, pequeña y ligosa viviendo adentro de tí... ahora duerme". Pero no se duermen, en lugar de eso me mandan a la mierda o llaman a la policía.


"Le aseguro, usted puede confiar en mí... shhht, seño".


De alguna manera soy la versión inversa de Jennifer Love Hewitt en "Ghost Whisperer".... .... .... .... !P U T A! ¿Y si al final de esa serie estúpida la protagonista conoce a su némesis, así tipo "Unbreakable"?, Es decir, una chava que es todo lo opuesto a ella: en lugar de hablar con gente muerta, habla con embriones, en lugar de.... ya no sé qué más, no veo esa mierda, solo sé que el némesis sería una chava entretenida y sin tetas. Una mujer que habla con embriones es una idea de miles de millones. Soy genial, soy la visión de juego de Manuel Rui Costa.



"También, su némesis no mostraría absolutamente ningún exceso de emoción por cocinar mierdas elaboradas."


La onda es que me serví de mi Sensomosh para imaginarme lo que podía pasar, entonces supe que ese partido, y el de la ida, significarían una serie que más que dominarla habría que sobrevivirla, que más que pasársela llevando habría que sostenerla. Lo que ví fue a un Milan que a falta del tiempo de compensación, allá en Camp Nou seguía balanceándose con vida, con un pie afuera y un pie adentro. Ahora, lo anterior no significa que el Milan habría de pasar la serie colgándose de los postes, más bien significa que en la vuelta han de ser tan cerebrales, ordenados, y por ratos kamikazes como en esta ida, plantear el entramado defensivo más cerote del mundo y hacer de cada ataque en el área del Barca un ejercicio en paciencia, precisión y eficiencia.

Así es como mejor se sobrevive, lo sé porque ví The Hunger Games, en donde además de eso, aprendí que no es buena onda poner a niños y adolescentes a participar en brutales masacres televisadas en donde solo uno de veinticuatro es premiado con la oportunidad de continuar viviendo. Honestamente sería la idea más macabra, cruda y enferma para un reality show si no existiera ya Toddlers & Tiaras.


"!!! Aaaaaaggggh miiiii aaaaalmaaaaa!!!"


¿Y el cero cero está deahuevo?... mmm, pues no es malo, esencialmente nos mantiene allí, con las posibilidades intactas... ¿Pero habría podido ser mejor?... Y fácilmente también peor. A veces me gusta sufrir en pequeñas dosis, ilusionarme cuando Robinho tiene un mano a mano o cuando no le queda más que embocarla, me gusta imaginarme que no es el cerote menos eficiente para definir del mundo, como resultado he ido aprendiendo a no hacerlo, a dejar de soñar, honestamente hasta ha dejado de ser motivo de júbilo el que Robinho haga un gol, me friquea el trip, espero unos segundos a confirmar que la pelota ya se estancó al fondo de la red, después necesito escuchar el silbato y ver al arbitro señalar el mediocampo, veo la celebración manteniendo cierta incredulidad, después chequeo la esquina superior derecha de mi pantalla para observar si el gol ya fue contabilizado de manera digital, aplico mi procedimiento habitual para confirmar que no estoy teniendo uno de esos sueños hiperreales: reviso que en el refrigerador no haya una cabeza de velociraptor con un coctel de frutas en donde debería estar el cerebro, hablo en voz alta para escucharme y confirmar que no tengo la voz de Jeff Bridges, y por último corro la cortina de la regadera para cerciorarme de que Rihanna no se está bañando mientras me sonríe con dulzura (esa parte siempre es frustrante, siempre), finalmente y hasta que estoy seguro de que no es un maldito sueño, corro hacia el patio para asegurarme que no hay una herida en el cielo rojizo por donde penetran gigantes maquinarias monstruosas escupiendo aliens colonizadores. No es locura, es lo contrario, es basarse en estadísticas y ser racional, lo necesito para mantenerme cuerdo, me gusta estar así... soy la sorprendente firmeza de Bonera frente al Barca.



"La buena noticia es que Robinho definió bien, la mala es que esa era la señal, vienen por nosotros... ah y lo de Robinho no es cierto, se la hartó."



¿Y para la vuelta?... La gran puta, creés que todo lo sé, ¿Qué querés que te diga?... tal vez que me contagiés de ilusión... No puedo, no soy la fuckin euforia de Pippo Inzaghi cuando moja... Sos gris... Pues vos sos el estúpido bigote de Ibrahimovic, puta, van a ser noventa minutos de la misma historia, con el Barcelona privándonos abusivamente de acariciar la pelota, con Dani Alves encaramado permanentemente
como extremo en nuestra banda izquierda, con la práctica imposibilidad de que Xavi o Iniesta la caguen en una entrega, con cada acelerón de Messi provocándote ese bloqueo en la garganta... ¿Pero?... Pero también con la seguridad de Abbiati, la solvencia de Nesta, más por colocación que por ritmo, el aura de maestría casi zen de Seedorf que le permite resolver cualquier circunstancia, la maña de Van Bommel (o Ambrosini), con esas fabulosas mierdas contamos... Pensar en esos viejos lobos me devuelve el brillo, soy uno de los 320 zapatos Berluti de Prince Boateng.



"Pero no voy a decir cuál".


Lo que al Diavolo le hace falta es convertir un gol, hacerlo como sea, empatar qué pisados, después poco va a importar que estéticamente ellos hayan sido superiores, que con
Ambro, Seedorf, Nesta, o Abbiati todavía vigentes no se puede hablar de cambio generacional, que en lo que va no hemos podido sobreponernos a un grande o que existe ibradependencia, fuck todo eso... lo cierto es que si el Milan lo deja al Barca se habrá atravezado perpendicularmente en la historia futbolística provocando una especie de agujero negro que alterará el devenir imaginado y hasta soñado por la mayoría (otro Barca-Real, pero en una final de Champions).



Yo estaría hasta la mierda de contento, seguramente en Pana, revolotearía como demente, celebraría sin pudor o decencia alguna, no conocería descanso, me desbordaría en insanas indulgencias faraónicas de placer completamente absurdo e incoherente. Deambularía exhausto pero con hambre de seguir devorando límites morales, me involucraría en continuas festividades psicóticas, en actos cuyos nombres solo han sido pronunciados por oscuras órdenes elitistas anacrónicas rusas buscadoras de placeres esotéricos y por un contorsionista licántropo de Hong Kong mientras se ahogaba en Kumis, actos que debieran ser auditados para mantener el equilibrio del universo.

Ese día voy a ser el pene de Berlusconi.




Por: Danymandias.






martes, 13 de marzo de 2012




No es una noticia nueva, pero al parecer recién hoy comprendí la depresión que me genera ver a Romário como diputado, ¿Por qué putas una leyenda futbolística retirada querría convertirse en diputado? no es el dinero, y fuck que no es la vocación... es una conspiración, eso es lo que es, hay fuerzas oscuras en este universo, fuerzas que somos incapaces de entender, y que tienen como única misión hallar aquello que aún es genial, eso con lo que uno sueña de guiro y CAGARSE en ello para que nunca nadie jamás tenga alguna mierda que se parezca de lejos a un ideal.







La única razón por la que yo accedí a vivir en el mundo real (en lugar de uno donde hay dinosaurios que hablan y viajan en naves) es porque descubrí a los futbolistas y pensé que eran lo más parecido a superhéroes en el mundo material. Así como Romário, un cerote cuyas proezas físicas y de equilibrio mecánico eran fuera de lo terrenal, además de que (intentando no sonar demasiado cursi) esas proezas llevan alegría y esperanza al mundo, por decirlo así.

Un futbolista es (al menos para los hombres), en cierto modo, un eslabón para pasar de creer en magia de franja infantil a mierdas como la lógica y la razón (y por supuesto, eso es una cuestión más de enfoque de nuestra sociedad que de crecimiento humano, hay culturas cuyos adultos aún creen en magia pura y eso no los hace menos acertados que los que creen exclusivamente en la lógica y la razón, o más bien de alguna manera ambas son la misma mierda) y sin olvidar lo más espectacular del asunto: nunca tienen que trabajar en lo que uno de guiro ve como chances ñoños y de mara sin espíritu, o sea en oficinas.





Pero después se retiran y uno tiene que lidiar con el hecho que, a diferencia de Superman, esa mara envejece. Pero, puta, ¿hacerse diputado? a huevos, ahora entiendo que hay diputados decentes, inteligentes incluso, pero desde guiro uno ha sido educado a pensar que son una mierda, si los futbolistas van a ser los supermanes del mundo real, ellos vienen siendo los lex luthors, es decir cerotes entacuchados, mañosos y cuyo único poder real radica en el hecho de que cagan pisto y tienen influencias.



Ese era el personaje que los directivos de Goldcorp, y de todas las mineras, escogían ser cuando de guiros jugaban con sus amigos... eso, imaginando que hubieran tenido amigos... y que fueron guiros.



Así que uno se despierta un día, se prepara para ir al chance y para preocuparse por cosas como la responsabilidad o las leyes, pero a pesar de esos detalles uno sigue creyendo que el mundo es deahuevo porque hay cosas que siguen siendo puras como los dinosaurios que hablan y viven en naves, o los futbolistas... y !pum! el sistema decide tomar toda tu nostalgia infantil y tus ideales y meterlos en una máquina procesadora, convertirlos en kleenex, sacarse un moco con ellos, darles la vuelta, enrollarlos alrededor de una moribunda babosa con sal y luego guardarlos en el mismo frasco donde conservan desde hace treinta años el primer p
edo de cada mañana... o en otras palabras mostrarte que ahora Romário es diputado.



O que esta mara hoy en día trabaja en el departamento de formularios de la SAT.


Por: Danymandias.

martes, 31 de enero de 2012

CÓMO PERDER UN EQUIPO DE FÚTBOL EN DIEZ SEMANAS




Recuerdo aquella noche, hacía un par de horas que habíamos terminado de chamusquear, Tavo y yo nos hartábamos algo de la tienda y hablábamos sobre cada X-Men y su órgano genital mutante, ya saben, especulando sobre lo que ocurría en esa región cada vez que Iceman se convertía en hielo, Colossus en acero o Cyclops en lameculos. Como podrán percibir, si hicieran una película sobre nuestro barrio se llamaría "No Suburb for Old (or young) Women"... las mujeres parecían no nacer allí.

Existen momentos pivotales de madurez en la vida de un hombre, segundos cruciales en que uno se da cuenta de que ya es demasiado grande para seguir pensando en los superhéroes y la manera en que utilizan sus penes. Para ambos, aquel fue uno de esos momentos. Cuando llegamos al Profesor Xavier, nos miramos de reojo, no estábamos imaginando
más si Wolverine tendría adamantium en la mosorola, o si Magneto se sentiría impotente con un objeto de plástico rodeando su miembro, en cambio, estábamos hablando sobre lo deprimente y frustrante que debía ser para un parapléjico la sensación de perder la potencia sexual y la virilidad.

Y fue así como la cruda realidad nos convirtió en hombres, sin pedirnos permiso.



Gracias Charles... !hey! al menos tenés un gato.


Uno de los aspectos naturales de convertirse en un hombre es dejar de jugar por jugar, y comenzar a competir. Probablemente sea una especie de ritual de pasaje, lo de pasar de chamusquear a jugar en una liga amateur, la idea de que los partidos ya no se terminan cuando ya no se mira ni mierda o cuando tres de un equipo tienen que ir a cenar, la idea de tener una figura de autoridad y de que hay algo realmente en juego, aunque sea un trofeo culero hecho de latas de Pepsi. Así que aquella noche nos decidimos a armar un equipo para inscribirnos en la liga de la colonia.

Lo que ocurría cada domingo en ese campo de tierra, de siete de la mañana a cuatro de la tarde, era absurdamente tosco, inculto y de cerotes. Desde bien g
üiro pude presenciar el desfile de horrores humanos comprimidos en aquel espacio polvoriento, ví de cerca entradas que harían que Pepe se viera como Gary Lineker (15 años sin recibir tarjetas), insultos como los que los guerreros de Calakmul utilizaban para lastimar cuando perdían sus hachas... y funcionaban, incluso, una mañana soleada, tras una falta ví a un cerote perseguir a otro y lanzarle una rata muerta en la espalda. La liga del campo era el infierno.


"!!MUEEEEEREE....!!"


Y nosotros necesitábamos penetrar en ese infierno, algo en nuestros interiores clamaba por ponernos frente a frente ante enemigos más poderosos que los bullies del colegio, o los jefes de pantalla de Castlevania. Lo que siguió fue elegir el nombre, "Arsenal", y diseñar el uniforme, "como el del Arsenal solo que celeste". Así que las posteriores tardes las dedicamos a reclutar a nuestros guerreros en la expedición al averno, comenzamos con los habituales compañeros de chamusca, Melón, Cholo -sereno, estoico, y que parecía mayor pero nunca supimos su edad- Nando, Ribaí -que chamusqueaba con pantalón de vestir- "Patas", Divaldo (sí, con "d") y otros cuates... también le preguntamos a Davis.

Davis, pienso yo, merece una breve pausa en nuestra narración ¿por qué? Pues porque es el hijo de puta más habilidoso con el que he chamusqueado. Davis solía dominar pelotazos feísimos, levantar la cabeza, quitarse a uno o dos rivales que le estorbaran y hacer que el balón cruzara el campo como un maldito ninja cruzando entre líneas enemigas hacia su destino. Si la metías, Davis te sonreía y te prometía que iban a haber más de donde ese había salido, si el gol te lo devorabas, Davis te sonreía y te preguntaba "¿qué más querés papa, querés pollo, querés papás?"... Davis era bromista. Varios años antes, Davis había hecho las inferiores con los cremas, pero una entrada a destiempo del "Machete" Contreras fulminó su prometedora carrera, a Davis le debió haber dolido en el alma.



¿Les has contado a esos niños sobre Davis, "Machete"? Decime si lo has hecho.


Nunca supe de dónde llegaba Davis, aparecía en un Jeep, chamusqueaba, se tomaba un agua, y se iba con su chumpa de la albiceleste y un cigarro en la boca. Davis era ese cerote obiwanesco, retirado hace muchos años y que se ofrecía a guíar a un grupo de underdogs, a cambio de volver a sentir la adrenalina de la batalla recorrer sus huesos. Davis era deahuevo.

Sin embargo, a pesar de nuestro entusiasmo y lo deahuevo que Davis era, todavía debíamos enfrentarnos a un terrible obstáculo: la liga demandaba un depósito monetario y los que estábamos éramos pobres hasta la mierda. Así que, en un episodio que recuerda a la democracia guatemalteca, decidimos buscar a alguien que pusiera billete, sin importar su capacidad.


O como le llamamos acá: hacer política.


Decidimos contactar a mi vecino que de vez en cuando salía a echar la cáscara con nosotros los sábados temprano, no lo conocíamos demasiado, era un jugador bastante modesto, un tipo educado, tenía carro y manejaba la carnicería de su papá !Si tan solo hubiéramos podido ver que también era un carnicero de sueños! le entregamos los nuestros... y con ellos hizo entraña, lomito, puyaso y manita de rochoy.

Talvez Davis sí pudo verlo, por eso abandonó el barco llamado Arsenal mucho antes de que la mierda empezara a colarse.

Fue un proceso sistemático, comenzó por ofrecerse a ir a las reuniones de la liga, las finanzas nos fueron matando, pues la mayoría de cuates chamusqueros no juntaban el pisto, El Carnicero de Sueños (como será llamado de aquí en adelante) nos fue sugiriendo cuates suyos, universitarios, adultos y con chances, para sustituir a nuestra mara. Primero fueron un par, luego tres, luego nos sugirió sacar a Nando para meter a un compañero suyo de la U "bien cabrón".

Una de esas noches en que El Carnicero de Sueños, Tavo y yo nos reuníamos frente a mi casa, para platicar del equipo, nos dijo que tenía que advertirnos algo acerca de ese su amigo... nos confesó que le faltaba un brazo.



"Ah y también, no le gusta que le pongan demasiada atención a su brazo artificial.
Pierde el control cuando eso pasa."



Ahora, podríamos haber hecho dos tipos de mierda, la primera, actuar como Leonidas con Ephialtes en 300, es decir, como unos verdaderos cerotes, y decir que un hombre con un solo brazo iba a cagarse en nuestra falange, pero, un solo brazo representa una dificultad para la práctica de un fútbol de altura, tanto como estar gordo... y los dos estábamos gordos. Así que no le dimos importancia al asunto.

Por fin, se llegó el día del primer partido amistoso a disputar oficialmente como Arsenal, al menos así creímos, pues antes de que nos pusiéramos por primera vez los uniformes (que El Carnicero de Sueños se ofreció a comprar), se nos informó que ya estábamos oficialmente inscritos, pero que íbamos a llamarnos "Universidad Católica". Puta. Estoy consciente de que Arsenal no era precisamente un nombre original, pero Universidad Católica es una mierda de nombre, no éramos ni una universidad ni unos católicos, así que, en cuanto a mí, el nombre habría tenido el mismo nivel de coherencia si Colossus lo hubiera escrito dejando caer su pija de acero sobre el teclado.




¿No deberían estar usando limpiadores de superficies que venden en Cemaco?


Con mi gesto de confusión todavía en el rostro, presencié como El Carnicero de Sueños desempacó los uniformes, y no eran más "como el del Arsenal pero celestes", ahora eran "como el de Argentina pero igual al de Argentina". Con mi gesto de desilusión sustituyendo a mi gesto de confusión estiré mi brazo en busca de mi camisola con el número 11 (el de Overmars en el Arsenal), y no lo encontré... cuando alcé la mirada El Carnicero de Sueños ya lo llevaba puesto.

Con mi gesto de emputación sustituyendo a mi gesto de desilusión, salté al terreno de juego.

Entonces me dí cuenta de que los amigos del Carnicero de Sueños no sabían jugar futbol, especialmente el que tenía un solo brazo, y no digo que fuera malo por tener un solo brazo, no, el cerote podría haber tenido más brazos que un dios hindú e igual habría apestado.



Wikus van de Merwe sería mejor en basket que él en el fut.


Para cuando disputamos la primera fecha de la liga, la sensación de unidad distaba mucho de lo que habíamos imaginado, en la alineación inicial solo habíamos tres o cuatro jugadores originales y Tavo se quedó en la banca. Salí como extremo derecho en un ataque de tres, con un mediocampo que jamás me la pasaba y un Carnicero de Sueños, a huevos, portando el gafete de capitán. Me hice mierda intentando robarle la pelota a un montón de dones bigotudos, mañosos y talishtes como si fueran once lucios u once skrtels pero con aliento a guaro. Cuando !por fin! podía ganar una pelota intentaba salir por afuera, pero entre el delantero centro y yo había menos posibilidad de entendimiento que entre Ayn Rand y Karl Marx, entonces no supo leer ninguno de mis putos pases.

Un par de semanas después mi familia se mudó y no volví al barrio en un buen tiempo, Tavo decidió no jugar más en la Universidad Católica, vendió su tele y con otros cuates inscribió a un equipo, al cual llamó Universidad Satanista, y con el que campeonó ese mismo año.

Lo anterior son pajas... !pero habría sido genial!.




"Leemos a La Vey y el Necronomicon para inspirarnos".


A Tavo y a mí el sueño se nos había colado por entre los dedos... como a Iceman se le colaría el pene si se durmiera
bajo el sol masturbándose.

Por: Danymandias.