domingo, 17 de julio de 2011

¿POR QUÉ NO SIMPLEMENTE PERDER LA CALMA ARGENTINA?





"!Se quedó la Argentina muchachos!" ... Decía un notablemente abatido "Macaya" Márquez mientras Dennis Bergkamp corría, imagino lleno de surrealismo en la mente, después de haber transformado en gol una secuencia personal casi de ballet moderno, dejando a la Argentina fuera tras un partido vibrante en el que pudo ganar cualquiera. Ese era el verano del 98, unos veinticinco minutos antes Hiddink desde el banquillo oranje había mandado al campo a Marc Overmars, con todo su vértigo, y sentaba a un Ronald de Boer, más cerebral pero menos dinámico. Passarella respondía como jugador de ajedrez, reaccionaba a la sugerencia naranja poniendo a un casi desconocido Mauricio Pineda que entraba explícitamente a frenar al velocista del Arsenal. Fue un bloqueo, un movimiento de protección sin contraataque incluido, como responder a un "tenés cara de culo" con un "no, no tengo cara de culo".





Creo que para terminar de ilustrar lo anterior aquí quedaría fenómeno un ejemplo desde el mundo de "Magic : The Gathering", lastimosamente no sé ni mierda de "Magic : The Gathering", en realidad no sé ni mierda de casi ningún juego de cartas. Probablemente se deba a que mi primer encuentro serio con un juego de cartas fue cuando me senté al lado de un tío y su amigo mientras jugaban Conquián con naipes de mujeres desnudas. Al principio traté de comprender de qué iba el fuckin juego, pero luego de unos minutos preferí concentrarme en el anverso de las cartas, el hecho de que mi tío utilizaba frases como "Me jodió la chichuda" o "Solo me queda la canchona" tampoco ayudo mucho. A partir de allí, con el tiempo fui desarrollando cada vez un menor interés por los juegos de cartas y un mayor interés por la pornografía.



"Veo tu Rubia en el Rodeo y mi Pelirroja de mirada triste te lanza su ataque especial : Furia de encajes. Game Over."


Bueno, ya en serio, aquel fue un pésimo movimiento por parte de Passarella, y aún cuando unos diez minutos después Holanda se quedaba con un hombre menos tras la expulsión de Arthur Numan, tampoco el caudillo argentino supo hallar una respuesta ofensiva. A un minuto del final del partido ocurría el gol de Bergkamp. La eliminación albiceleste de anoche quizás no estuvo plagada de decisiones tácticas dramáticamente estúpidas, solamente estúpidas, o más bien poco agresivas. Por supuesto que en términos de llevar la pelota, de proponer juego, los locales fueron mejores, deben serlo casi siempre, con un equipo tan asquerosamente talentoso. Pero quizás a la Argentina la Copa América les vino en el momento menos indicado, es decir en medio de la reestructuración, recién cuando se comienzan a establecer las bases del nuevo equipo rumbo a Brasil 2014, y el temporal mar de indecisiones que suelen acompañar a los comienzos es notorio en esta Argentina de Batista.

Es difícil hallar en la historia fubolística argentina un equipo que juntara, o más bien por ratos revolviera, a tantos futbolistas fenomenales. La cuestión es que Messi, Aguero, Tévez, Lavezzi, Higuaín, Pastore, Di María y Milito, todos tienen roles similares, sino iguales, en sus respectivos equipos. Es como si los 4 Fantásticos fueran :

Mr.Fantástico,



Plastic Man,



Elastigirl,



y Dhalsim.





O como si todos los miembros de los Backstreet Boys hubieran sido Nick Carter.




El resultado es más bien confuso, disfuncional, además porque esta generación fabulosa de delanteros coincide con una generación más bien modesta de defensores y además de conductores de juego. Cuánto bien le vendría a esta nueva versión albiceleste alguien como Ayala, por no decir el mismo Passarella, y una "Brujita" Verón en plenitud de forma. El problema se agrava cuando el rival te cae sobre los talentosos como es de esperar, porque entonces los especialistas, es decir aquellos futbolistas que como suele pasar en el fútbol moderno, se han desarrollado para cumplir una función en un lugar específico del campo y no son lo que podríamos llamar "futbolistas totales" tienen que ser los que terminen intentando definir. En parte esto fue justo lo que sufrió anoche el equipo de Batista, porque mientras Messi se dejaba la piel abriendo zurcos por entre la defensa charrúa, Higuaín intentaba arrastrar marcas, Aguero aparecer de sorpresa o Di María desequilibrar en la individual, la fluidez de la jugada hacía que fueran Zabaleta, Gago o Mascherano los que llegaran con mayor claridad a zonas de definición, lo cual es como si un megalomaníaco archimillonario con acceso a tecnología alienígena que permite el viaje interdimensional en espacio y tiempo contratara a Antonio Gaudí, Ieoh Ming Pei, Oscar Niemeyer, Fruto Vivas y a los arquitectos que construyeron la ciudad en la lica "Brazil" de Terry Gilliam para que le diseñaran su casa de verano, pero que ya cuando está la moronga de edificación casi lista le pidiera a "Chalín", el ayudante de albañil, se diseñara algo chingón para la fachada porque la siente "pelona".


"Hay va ver qué chulada va quedar jefe"

La solución es tener más futbolistas totales, algo de lo que sí puede jactarse quizás Brasil pues es muy difícil hallar en el once del "scratch" algún jugador que aunque cumpla funciones ofensivas no pueda ser también generador o resolvedor de jugadas, allí está cualquiera de los laterales, Thiago SIlva, Lucas, Ramires y por supuesto cualquiera de los ofensivos. De cualquier manera Argentina bien pudo ganarlo sin llegar a los tiempos extras y a los megadramáticos penales en los que casi siempre resulta ganar el que más ha tenido que remar contra la corriente, sino recordemos al Liverpool en aquella final de la Champions ante el Milan, a Italia en la Final del Mundial del 2006, al mismo Uruguay contra Ghana en el último Mundial, a Italia contra Holanda en la Euro del 2000, y seguramente a Italia en un chingo de ocasiones más.

Talvés la respuesta olvidada radique en unos cuantos minutos de endemoniada presión, especialmente en este caso ante un rival que como Uruguay tuvo que encarar casi 50 minutos con un hombre menos, Por qué no adelantar las líneas y poner gente en cada uno de los flancos del rival, caer de 2 en 2 sobre el jugador que intente organizar la contra para no dar respiro y enseguida jugar la pelota hacia adelante intentando poner hombres poco habituales en el área contraria para que sean los más talentosos los que lleguen desde fuera. En fin, una locura, una locura que le supo funcionar (hasta ambas finales) a la Naranja Mecánica del 74 y el 78, que es parte del abrumador éxito del Barcelona actual, e incluso que le funcionaba (hasta la fase final del Mundial) a la misma Argentina del "Loco" Bielsa. El concepto es ahogar al rival, actuar en berserker como el demente de Wolverine, acosarlo como Alfonso Zayas acosaba empleadas domésticas en los ochentas, asfixiarlo, arremeter con locura de chamusca, hacerle que esos minutos de presión le parezcan tan desesperantes, largos e insoportables como la última hora y media de Transformers 3.

O mejor dicho a los últimos 155 minutos que siguen al logo de Paramount.


No hay que olvidar, sin embargo, que enfrente de esta albiceleste estelar hubo una garra charrúa que no se aguada nunca, y que además lleva un buen rato perfeccionando su estilo y el entendimiento de sus piezas. Los uruguayos son los alemanes de América, futbolísticamente hablando, son tremendamente bravos y más tercos ante lo que se venga que un bolo furioso de Feria que baila frente a un toldo de garnachas hoy, creyendo que sigue siendo ayer. Es más seguro dar por muerto a Jason que dar por liquidados a los charrúas.



¿Fin?

Por : Danymandias.

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